sábado, 14 de mayo de 2011

El determinismo aplicado a los mercados... 5ª Parte...

Pero, ¿esconden los mercados financieros un comportamiento determinista? O dicho con otras palabras, ¿existe una “señal” oculta por descubrir debajo del aparente ruido observado? ¿Una señal capaz de ser no sólo encontrada sino modelizada a partir de una serie de inputs (tantos como sean necesarios)?

Si así fuera, tendríamos una trasgresión del principio de arbitraje, una de las pocas leyes inviolables de los mercados financieros. Si un ataque masivo con RN al problema de predecir los mercados diera sus frutos, los mercados se colapsarían. Al saber con una gran probabilidad qué ocurrirá en los mercados (el inexistente “Santo Grial”, como lo llaman los anglosajones; o “la sopa de ajo”, como gusta utilizar Cárpatos), las órdenes masivas de compra o venta anularían la posibilidad de aprovecharse de esa información. Más cuando no sería un descubrimiento aislado, sino algo “inevitable” cuando se tienen los medios y existe esa hipotética señal.

Al plantearnos estas preguntas nos damos cuenta de que el problema es mucho más profundo de lo que la aparente complejidad de las RN puede abordar. Se trata de un problema epistemológico que hace referencia a la naturaleza misma de los Mercados. De la misma forma que problemas como la dualidad onda-corpúsculo de la Cuántica no tienen una correcta explicación dentro del marco de la dinámica determinista; al tratarse de problemas epistemológicamente diferentes.

Para mí, los mercados no son sistemas comparables a los que hasta ahora han estudiado las ciencias duras como la física clásica. No existe una señal determinista a descubrir, los mercados no están ahí solos, independientes de quienes miran y actúan, esperando que sus hipotéticas señales sirvan para encontrar por fin el Santo Grial.

El precio en los mercados se forma exclusivamente según la percepción que tengan de él los principales actores del mercado (¿leones manipulando?). Una vez el precio modificado, el mercado interfiere a su vez en la nueva percepción que éstos tienen de él, junto con los datos exteriores que van apareciendo. Lo que les lleva de nuevo a actuar de maneras nuevas y diferentes en un fenómeno de retroalimentación en el que objeto y observador se confunden, al más puro estilo de la mecánica cuántica.

Los escenarios bursátiles cambian constantemente, ofreciéndonos un futuro en constante movimiento. Estaríamos pues cometiendo el mismo error de Einstein al considerar a los Mercados como fenómenos donde un planteamiento determinista podría dar algún fruto... "CONTINUARA"

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