Después de tanto tiempo sin sacar un rato para escribir en libertad, principalmente porque no tenía un tema concreto ni mucha inspiración, había pensado en que obviamente no iba a escribir acerca de la crisis, porque ya está casi todo trillado y resulta aborrecible la idea de volver al pan nuestro de cada día. Ello no quita que esa crisis económica que supuestamente todos padecen y de la cual nadie se acuerda que a otros tantos beneficia, haya venido dada como consecuencia de otra crisis de una entidad mayor si cabe. Y en esto podríamos hablar de una crisis de sociedad. Voy a proceder a desmenuzar esta idea a continuación:
En primer lugar, el por qué esta crisis de sociedad a la que me refiero ha dado como consecuencia a la crisis económica es aún más evidente de lo que parece. No hay más que pensar en cuáles son los valores que han imperado en estos últimos años hasta llegar a un ritmo claramente frenético: el querer ser más que los demás. El querer ser más que los demás, el habernos convertido en una sociedad vanidosa, egoísta y superficial. El aparentar ser lo que de verdad no se es o no se puede ser, convertir el dinero y los bienes en el eje alrededor del cual giran nuestras vidas nos ha llevado hasta la situación actual, por encima de cualquier dato macroeconómico. Si tuviésemos una conciencia de sociedad, donde nadie está por encima de nadie, un hombre es igual en derechos y deberes a una mujer, un señor de raza negra es un ciudadano de la misma clase que uno de raza blanca, si tratásemos de empatizar más a menudo con las personas más desfavorecidas, entonces posiblemente estuviésemos ante otra situación.
Este desarrollo del egoísmo tiene su máximo reflejo en otra idea: la mercantilización del trato con las personas. Creo que tenía mucha razón Juan Torres López cuando en Economía Política (Ed. Pirámide, 2008) decía grosso modo que el capitalismo nos llevaba a comercializar nuestras relaciones con el resto de los seres humanos. Ver detrás de cada persona una relación económica, una inversión o un despilfarro es algo más grave que lo que se pueda desprender de este enunciado. De aquí por ejemplo se puede deducir que esas parejas jóvenes que años atrás se quisieron embarcar en la aventura de adquirir un hogar, realmente han sido desplumadas miserablemente, por el precio desorbitado de las viviendas, al menos en España. Realmente la falta de escrúpulos -y el pensar que el ladrillo era la panacea contra los problemas del empleo en este país- de esos promotores les ha llevado a ellos mismos y a todos los que con buena o mala fe entraron al juego al borde del abismo en el que se situaron, algunos con la mala suerte de caer al vacío. Esto es así de evidente. Más aún: incluso en cuestiones que tocan el sexo, y en eso hombres y mujeres actúan por igual, advierto que un acto que ha representado siempre una unión, el deseo de que dos cuerpos se unan en uno solo (lejos de caer en la doctrina de la Iglesia, faltaría más), se vende como un acto instintivo, o al menos la televisión y los medios creo que lo transmiten así, como si fuésemos animales, con la salvedad de que nosotros tenemos anticonceptivos para no traer a la vida seres humanos que en esos casos serían claramente indeseados.
La crisis de valores de la que tanto habla la Iglesia también tiene su versión católica, pero la salvedad en este caso es que ésta dura y durará por los siglos de los siglos en tanto que los que aún creemos más o menos no nos impongamos contra la cúspide y nuestros meapilas que suelen hacinarse en los primeros bancos de las iglesias. A estos cristianillos de tres al cuarto, que normalmente es lo que son, una piara de fascistas déspotas, habría que darles a entender que el "por mi culpa,por mi culpa, por mi gran culpa", con el gesto de golpearse el pecho a base de bien, no es más que un paripé que desde luego, contraviene a lo que deba ser una vida cristiana ordenada. Igual que el sacerdote santurrón que después de decir misa se va a su casa a descansar hasta el día siguiente, o peor, que se vaya a "jugar" con los niños. Es un esperpento de lo que debe ser un cristiano como está mandado. No digo yo que sentemos a un pobre de nuestra mesa, porque desde luego, a mí me resultaría bastante incómodo. Pero eso no quita que no se pueda dar un donativo a cualquier entidad que lleve a cabo obras sociales en favor de las personas necesitadas. No quita que la ropa que se nos ha quedado pequeña (y para los delicaditos, anticuada) las dejemos en las cajas que muy a menudo se ponen ad hoc para recogerlas, que se lleven a uno de esos roperos solidarios que en muchas ocasiones llevan a cabo entidades de diverso tipo; cuando se hace la compra a la hora de la merienda, pesar 4 magdalenas y dárselas al indigente que está pidiendo en la puerta del supermercado... Cualquier cosa de éstas, por sencillas que sean, honran y enriquecen personal y espiritualmente a las personas. A los cristianillos meapilas desde luego les lavaría la cara, y a los anticlericales que dicen "voy a poner una vela en la Iglesia a ver si arde" desde luego, se podrían apuntar hacer más de lo mismo, porque al fin y al cabo, estas personas que critican a la Iglesia creo yo que se comportan de manera similar. Para ejercer una crítica de esta entidad, moralmente, lo mínimo que se puede exigir es el hacer "algo" que poder recriminar a otro que no la haga, cuando por una u otra razón que aluda, debería hacerlas moralmente. Pongo un ejemplo: un señor católico de los que piense que "España antes era mucho más democrática que ahora" y un "niño de papá, iPhone4 en mano, cada día con una fundita de un color diferente y unos de esos relojes de caucho que valen a 8 ó 9 euros y suelen tener uno para cada día de la semana, o esos Casios presuntamente bañados en oro. Vamos, un chupi-guay, para que nos entendamos. Si ambos al pasar por delante de un indigente y lo ningunean sistemáticamente (es decir, que jamás le dan absolutamente nada), ni el cascarrabias pasado por agua es quién para decirle al chupi-guay "arderás en el infierno por rojo, ateo y ...", ni el otro es quién para decirle que "los cristianos son unos energúmenos retrógrados" o que "la única Iglesia que ilumina es la que arde".
Ale, ya tenéis un nuevo tema para poner en marcha las neuronas por unos minutos.
SINPERDON... Aunque en esta ocasión espero contar con vuestro PERDON... Chauuuu
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