lunes, 6 de junio de 2011

"La otra crisis"... 2ª Parte...

"Estos son nuestros principios, si no les gustan, tenemos otros".
Con esta simpática frase de Groucho Marx doy pie a la continuación de la reflexión ya comenzada.

Efectivamente, muchas personas con poder que lamentablemente nos dirigen, padecen una falta de principios y de escrúpulos más que notable. No han cambiado en este sentido tanto las cosas como parece en el devenir del tiempo. Si ustedes recuerdan aquel fotograma de la versión en film de "Germinal" (E. Zola), en un momento de la trama, la pobre mujer harapienta, trabajadora en la mina, se acerca a su patrón, que estaba comiendo plácidamente. Cuando le dice (no recuerdo con qué palabras) que apenas tenían para comer, el patrón le venía a decir (aproximadamente) "para que tú comas, antes tengo que comer yo", cuando era evidente que aquel señor, desde luego, hambre no pasaba. Hoy siguen así las cosas, lamentablemente. Supongo, que alguna manera habrá para que se pueda dar a entender a esta gente que el limón no se puede exprimir de una manera tan impía. Los modelos deben cambiar, por la supervivencia ordenada del sistema, hacia un entendimiento sereno, donde los dirigentes empaticen con sus subordinados, concediendo aquello que se les demanda, en tanto sean proposiciones justas y fundamentadas. Hay que incentivar el entendimiento en su perspectiva vertical. El jefe autoritario y el subordinado oprimido es una relación vertical que claramente desprende tufo a naftalina. La tendencia, y en esto los países escandinavos nos llevan mucha ventaja, es aplicar aquello de "anima sana in corpore sano". Si las relaciones contractuales en el ámbito empresarial gozan de la suficiente fluidez, y el empresario tiende a ceder, no tiene por qué ganar menos: al contrario, el respirar un ambitente de trabajo sano da como resultado que los asalariados producirán más y mejor los bienes y/o servicios correspondientes. Éstos ambientes laborales de entendimiento, además, podrían evitar muchos de los típicos "conflictos" que se producen en el seno de cualquier empresa.

Ésta avaricia de aquellos que controlan "algo", sea lo que sea, ha contribuído a dejarnos al borde del cataclismo.

Especial interés merecen aquellas personas que se han dedicado a especular con la bolsa y a ponernos a distintos países europeos al borde del abismo. Es la figura más flagrante del ganar dinero por no hacer nada, desde mi punto de vista. El pequeño inversor, al colocar en bolsa parte de su patrimonio, obviamente contribuye a que distintas empresas puedan financiarse, y ampliar así su producción o cuota de mercado, invirtiendo en valores determinados, y luego recoger aquello prestado con los frutos cosechados. Hasta aquí es algo razonable. Nada que ver con esos especuladores a los que yo me refiero. De hecho, creo sinceramente que debería existir alguna cuantía a partir de la cual, debiera considerarse esta manipulación insidiosa en el tipo de Enriquecimiento Injusto. (Véanse códigos civiles de los distintos países).

Precisamente, hay una cuestión en la que nadie repara. El efecto multiplicador del dinero es desde mi punto de vista un arma de doble filo: el dinero es el que es, no se puede inventar. Puede circular, obviamente, pero ello no implica que materialmente el dinero exista. El dinero que existe -digan lo que digan los economistas- son los 10 Euros iniciales. El dinero, señoras y señores, se crea y se consigue con el trabajo. Si nos pusiésemso a darle a la maquinita de hacer billetes, en un primer momento efectivamente tendríamos más dinero. Pero esto nos conduciría irremediablemente a una espiral precios-salarios en la que salir de la misma tendría costes incluso trágicos.

Precisamente, el conseguir dinero de algo que realmente no lo vale, además de que, moralmente, resulta abominable. Al fin y al cabo, el dinero no es mucho más que un trozo de papel apetecible, el cual dice tener un valor, y que comúnmente se acepta para facilitar los intercambios.

Pongo un ejemplo. Pensemos que en una localidad de 100 habitantes existe un mercado en el que en lugar de pagar con Euros se paga por 100 grs. de arroz. Si alguien compra tomates por valor de 2 kg de arroz (20€), este que tiene los 20€ de arroz compra a otra personas alcachofas por 1,6, el vendedor de alcachofas compra por valor de 1,2 puerros, y el vendedor de puerros compra lentejas por valor de 1 kg de arroz, al final, si volviésemos a juntar todo el arroz, nos quedarían los 2kg iniciales, sólo que ahora se ha ido repartiendo por el camino entre los distintos comerciantes. El arroz se puede cultivar, y así aumentarlo. Pero no se puede inventar, se puede contar sólo con el que hay. El dinero, igual. Si todo el mundo se dedicase ahora mismo a sacar del banco, aunque sólo fuese el 25% de sus ahorros, se produciría el hundimiento total de la economía, no sólo porque esos papelitos tan bonitos no están impresos, sino porque ese dinero multiplicado no tiene mucha fundamentación en la realidad.

Otra cuestión, que atañe a la falta de rectitud moral en las personas , tiene sobre todo un carácter cultural. En Escandinavia, a veces se preocupan las personas por ver cómo se declara un dinero que han recibido por alguna razón no habitual (v.gr. encontrarse con un décimo premiado en la calle), aquí , justamente al contrario, vamos a ver cómo no declarar. Eso sí, las prestaciones sociales las queremos todas para nostros a rajatabla. Y si en la consulta del médico hay una persona con un catarrito y llega otra deprisa y corriendo porque su hijo/a tiene 40º de fiebre, la primera dirá que "es su turno" en más de una ocasión, sin reparar en que tal vez la persona que venga después tenga más urgencia (necesidad) que la histérica de la jaquequita.

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