... ¿Cómo actuar frente a esto?
A lo que él mismo respondía con un “clásico” en los mercados, con astucia, reflejos y humildad. Por desgracia, estas reflexiones están lejos del bagaje medio de un inversor de a pie, curtido quizá por sustanciosas pérdidas en los mercados pero sin capacidad suficiente para analizar:
¿Qué pasó? ¿Por qué abrí esa posición? ¿Por qué no la cerré a tiempo? ¿Por qué siempre me sucede a mi?
Estas preguntas no son más que la punta del iceberg de un complejo entramado psicológico y emocional que les da soporte y que pone en juego mucho más que la simple curiosidad intelectual del que reflexiona.
Detrás puede esconderse la angustia, el miedo, la depresión o cualquier otro de los muchos fantasmas que pueblan nuestros universos personales. Agravará aun más la situación contemplarse en un lugar ya conocido, tomar conciencia de que “sucedió de nuevo” lo que tanto temíamos. Aquello que tantas veces se prometió no traicionar (una rutina antes de tomar la decisión, contar hasta diez, llamar a un amigo…) se ve traicionado otra vez, de la misma “forma”, con las mismas dimensiones –más graves quizá- sin atisbarse en el horizonte el menor síntoma de mejoría de una enfermedad que no solo acabará con su salud financiera sino –lo que es mucho peor- con su salud mental.
A veces comprender, reflexionar, entender, no lo es todo. Existen muchos inversores con niveles envidiables de formación, con grandes capacidades de analizar técnicamente una chart, con buenas bases de comprensión del funcionamiento de los mercados en general. Inversores, no obstante, que a pesar de su envidiable formación, cometían una y otra vez errores sistemáticos, asociados a características personales (impulsividad, irreflexibilidad, sugestionabilidad…) de las que por alguna razón no conseguían “darse cuenta”.
El trabajo terapéutico sobre dichas variables, generaba una vía de acceso a los mecanismos responsables de dichos “errores” cognitivos, y una generalización por lo general bastante eficaz y sostenida en su aplicación a todas las facetas (roles) vitales (especialmente la de participante en los mercados). Lejos del milagro, las técnicas de acceso son de lo más sencillo –a veces de una sencillez insultante para el que padeció durante tanto tiempo las condiciones castrantes de dichos errores-, tomadas de distintos campos del saber (etología, psicología, sociología, filosofía) y estructuradas en torno a un espacio de trabajo –encuadre sicodramático- que da soporte teórico a las propuestas técnicas, se abren muchas ventanas al conocimiento de mecanismos que la persona no quiere o no está preparada para ver.
Uno de nuestros objetivos fundamentales es que se hagan accesibles todos los resortes “viciados” que condicionan nuestros actos. Poder “diseccionarlos” ayuda, muchas veces, a entender su origen y poner en marcha mecanismos que los reparen.
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